
lunes, 22 de abril de 2013
La historia de Maxima - Cuarto capitulo
Es amor y de una naturaleza sumamente apasionada. No estamos hablando de la evidente devoción del príncipe heredero, Guillermo Alejandro, sino de la absoluta fascinación del pueblo holandés por su novia, la argentina Máxima Zorreguieta, tras la confirmación oficial de su compromiso.
Y en esta ocasión la opinión pública y la prensa holandesa, que en los últimos meses parecían vivir en países distintos, han decidido transitar el mismo camino.
"Máxima conquistó a Holanda", proclamaba ayer el tradicional matutino Haagsche Courant. "Holanda sucumbe ante Máxima", coincidía su competidor Algemeen Dagblad, para incluso afirmar que su llegada a la Casa Real de Orange constituirá una "renovación para la monarquía".
"Aun sin un beso, todo el mundo quedó contento", sostuvo Het Parool, reprochando lisonjeramente la resistencia de la pareja a los gritos de "Zoenen, zoenen!" (¡Qué se besen!, ¡que se besen!) de la multitud que se agolpó frente al Palacio Real.
Con su holandés casi vernáculo, su sonrisa presente en todo momento, incluso ante las preguntas más provocativas de la prensa local, y, ante todo, por la honestidad demostrada en las contestaciones, Máxima "se metió en el bolsillo" a todos los críticos.
Ninguno de los medios que zarandearon su figura se animó ayer a decir una sola palabra en contra de ella. Al contrario, si se sacaran los adjetivos positivos de las decenas de notas publicadas sobre su persona los periódicos quedarían reducidos al tamaño de un telegrama.
Y qué decir de las revistas del corazón. Wilma Nanninga, editora de Privé, la más popular, ordenó agregar 5000 ejemplares más a la tirada semanal consciente de que la fresca popularidad de la futura reina de Holanda incrementará automáticamente la demanda.
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